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22 de mayo de 2015

Kháos posted at 10:28 p.m.

Mi vida está hecha un caos que no termina de disgustarme del todo. Me he acostumbrado a vivir con el reloj pisándome los talones, y entre la universidad y el trabajo los fines de semana, tengo que decidir si debo escribir o enviar una prueba (tal como ahora). Aunque me disgusta no tener tiempo ni para salir de mis amigos, me encanta tener dinero para comprarme cosas o tatuarme de pies a cabeza. No he ahorrado ni un peso y no me siento culpable por eso. Me he gastado todo todito en cigarrillos, arte callejero y un par de cosas bastante útiles.

Ya no leo novelas, no veo películas ni me dedico a tocar el cello. Todo lo que hago es leer teorías sociales, escribir informes y analizar contenidos universitarios. Y lo hago muy bien; no me puedo quejar y decir que me va mal en la universidad, porque me va realmente bien y creo tener la meta muy clara.

Pero es todo tan pasivo respecto a mi vida y el rumbo de mis acciones que a veces lo único que quiero son unas vacaciones de mi existencia y comenzar a vivir. Soy plenamente consciente de que mi estilo de vida trabajólico no me llevará a mucho en cuanto a la vivencia del alma y del cuerpo, pero al menos me asegurará un doctorado antes de los cuarenta años (creo que tengo las prioridades cambiadas).

Las cosas con el chico de nombre raro nunca llegaron a nada y la verdad es que ahora no nos hablamos para nada. Y pudimos serlo todo.

Las cosas con mi familia están en nada. Nunca han sido mucho, pero ahora que casi no estoy en casa, no llegamos a nada. Y la verdad, es que aun no me harto de ser nada en este núcleo tan anómalo.

A pesar de todo lo mierda que puede leerse mi vida; hay cosas buenas. Mi cerebro se expande a una velocidad increíble y mis ojos ahora son más grandes que nunca. Mis pestañas más largas, los ojos más cansados y las ojeras más oscuras; pero mis ojos están bien abiertos, y alcanzan ya el tamaño de mi cerebro o de mi corazón. Mi cabello más despeinado que nunca, las rodillas más cansadas, pero mi ser y mi existencia, mi práxis y mi teoría, mi ser completo hoy más que nunca se encuentra más caótico (y por consiguiente, más consecuente) que nunca.