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Mediatizada Violencia posted at 1:14 p.m.
Socialmente entendemos el término “violencia” como una
interacción humana en donde se pasan a llevar, se quebrantan, o se hieren los
derechos del otro por medio de acciones deliberadas que pueden causar daños
tanto físicos como psicológicos. Aunque generalmente asociamos esta interacción
junto a la agresividad; nos damos cuenta que no son lo mismo; y que existen
múltiples formas en su expresión, ya sea física o psicológica, que se manifiesta
‒entre otros, en temas de género, raza, familia, y también estructura y
cultura. Muchas veces asociamos la violencia de manera errónea a las clases bajas y
marginales, aunque es un problema que es
transversal a cualquier clase socio-económica, ya que está muchas veces,
enraizada en nuestras estructuras sociales y en el entramado de relaciones e
identidades culturales.
Pareciera
ser que conceptos como “violencia” e “identidad cultural” se interrelacionan más
de lo que pensamos. Como plantea Jorge Larraín, las identidades
nacionales/culturales están en constante formación, y el ser humano no termina
de construir la suya propia cuando debe readaptarse a otra. Esto se debe, en
parte, al acelerado ritmo al que avanza hoy el mundo; al constante cambio y
avance científico y tecnológico. Sin embargo, este proceso, también llamado
“Globalización” no las disuelve en su totalidad, sino que más bien, las
erosiona.
¿Pero, pueden erosionar éstas más de la cuenta? ¿Qué sucede
cuándo los individuos que componen un grupo social se sienten lo bastante
perdidos dentro de éste? ¿Cuándo los medios bombardean día a día con
estereotipos sociales y económicos, que escapan muchas veces de las manos de la
política que rige dicha sociedad? Hablamos entonces, de una angustia cultural.
Muchas
veces, cuando buscamos causas de violencia, vemos solo lo más evidente y quizá
obvio: desigualdad social, desigualdad de género y sexualidad, excesivo
machismo, etc, sin atrevernos a mirar que otra de las causas de todos estos
males no es más que la falta, o suficiente erosión de nuestra identidad.
Además de la tasa de robo, violencia, y huellas
criminales de una ciudad, la angustia cultural también ha contribuido al caos e
inseguridad de nuestras ciudades. “Pues,
cuando la gente habita un lugar que siente extraño, porque des-conoce los
objetos y las personas, cuando no se conoce
sí misma como parte de ese lugar, entonces se siente insegura, y esa
inseguridad, aun a la gente más pacífica la torna agresiva”. (Comunicación
y ciudad: entre medios y miedos, Barbero, 1993)
Tal es el caso, por templo, de Ucrania hoy en
día. Es cosa de encender la televisión y ver que Kiev está ardiendo entre el
caos y el miedo; ¿las causas de la crisis? La decisión del ex presidente,
Viktor Yanukóvich de no firmar un importante acuerdo de asociación con
Entonces los ucranianos se levantaron en medio
de violentas protestas; y es que detrás de este problema político-económico hay
también un problema de identidad cultural: finalmente ¿parte de qué se sienten
ellos?, cuándo los medios de comunicación les muestran por un lado,
La violencia ucraniana que nos muestran los
televisores, nos atemoriza y a veces asquea, pero en una ciudad, y en una nación
sin lazos, ¿Qué urbanidad ni que civismos son posibles? Por eso no ha de
sorprendernos la agresividad con la que está respondiendo el pueblo ucraniano,
hacia un gobierno que busca homogeneizar y asociar a un estado que poco a poco
va cayendo a pedazos (Rusia). No debemos tampoco ser indiferentes a su situación,
y caer quizás en un excesivo relativismo cultural, pues, la erosión de las identidades
culturales, aun más en este mundo globalizado, es un fenómeno que puede –y va-
a llegarnos en cualquier momento.
Si nuestros medios, nuestros periodistas,
locutores y columnistas van a mostrarnos violencia, miedo, si van a hablarnos
de angustia e inseguridad; deberían también analizar cuál es su responsabilidad
en estos “males sociales”; analizar y hacer una auto crítica en como ellos
influyen ellos en nuestras construcciones culturales, y es que ¿quién se
responsabiliza de nuestra pérdida de identidad, de nuestra violencia? Resulta
muy fácil mirar la paja en el ojo ajeno cuando no se mira la viga en el propio,
y es muy fácil atribuir la violencia a algo meramente marginal y desadaptado,
cuando ellos mismos (los medios) no
pueden o quieren reconocer que su labor es clave en los modos de habitar el
mundo.
Bibliografía:
v
Larraín, J. (1996). Modernidad, razón e identidad en América Latina. Santiago,
Andrés Bello.
v
Zizek, S. (2009). Sobre
v
Barbero, J. (1993). Comunicación y ciudad: entre medios y miedos.
Caracas, Equipo Comunicación.
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