Dragón era lo máximo. Era un perfecto esgrimista, un gran cellista, un aplicado estudiante, un hijo respetuoso, un buen novio, & por sobre todo; un excelente hermano. Curaba las invisibles heridas de mi corazón, escuchaba mis llantos de adolescente & me calmaba mientras me daba café caliente en grandes tazones, que soplábamos hasta que nos temblaran los labios. Dormía conmigo en las noches de frío, me iba a buscar al colegio y caminábamos largas horas por el parque, mientras él cargaba mi mochila (o mi bolso rosado) y me compraba un gran helado de menta chips. Mis amigas lo miraban con segundas intenciones, y yo siempre me ponía celosa. Él era mi hermano…y el amor platónico de mis compañeras. Dragón solo reía ante los saludos de mis amigas y acariciaba mi cabeza mientras decía “Tranquila; sabes que la única chica a la que quiero es a ti ”. Yo solo replicaba un “Agradezco desde lo más profundo de mi alma el que seas gay. No soportaría a un montón de zorras en celo en la casa” o un “Voy a acusarte con Dimitri”. Volvía a sonreírme y  revolvía mi cabello afanosamente. Cristóbal era el mejor hermano que yo pudiese merecer; nonono, Cristóbal era más de lo que yo realmente merecía. Era más padre que hermano, más amigo que compañero, más guerrero & guardián que adolescente. Era el orgullo de la familia, y a mí no me molestaba para nada estar a su sombra, porque él era realmente inteligente y digno de orgullo; aunque a él le molestaba mucho que yo siempre pasara a segundo plano. Si yo hubiese tenido un cuarto de su inteligencia; créanme, hubiese dominado el mundo.

            Yo le decía Dragón. Me encantaba hacerlo; era su segundo nombre. Sí, es raro, pero era su segundo nombre; era impotente, era victorioso. Imponía respeto. Mi hermano es un Dragón, & espero que donde esté sea tratado con el mismo respeto que uno.

            Hace un año que no le veo; un año que no he podido comer helado de menta chips, porque la tristeza me consume, un año en que no he podido escuchar una buena pieza musical sin echarme a llorar.  Siento su partida, más de lo que quisiera, creo. Aun duermo en su cama algunas noches; recorro sus cosas; sus floretes, trofeos, medallas. Sus viejas partituras con su particular olor a menta y a hierba; sus trozos de pecastilla, que apreto tan fuerte entre mis manos, que mis dedos se ponen blancos y mis nudillos enrojecen. Dejó un vacío en mí. Me siento sola; Dragón era todo mi apoyo, era toda mi familia; Éramos Cristóbal y Melissa Lankford solos contra el mundo; ahora…bueno; seguimos siendo Cristóbal y Melissa Lankford solos contra el mundo…por separado.

            Una noche mis padres discutieron, se gritaron, se insultaron. Dragón tuvo la mala suerte de entrar a la casa en ese momento. Yo lloraba, él me abrazó; les gritó, les insultó & les tiró toda la mierda encima. Todo lo que había callado, lo que habíamos callado. Gritó hasta que las lágrimas corrieron por sus mejillas, hasta que su garganta se anudó, hasta que le temblaron las manos.

            Esa noche dormí con él, me abrazó tan fuerte, que su toque cálido aun lo recuerdo. Me dijo que tuviera cuidado, que fuera fuerte, que estudiara, que amara; que por favor nunca dejara de amar. Que él iría con Dimitri, su novio de años, de quien solo yo conocía su existencia. Que no me preocupara, porque ambos sabíamos que Dimitri lo cuidaría y no lo dejaría hacer nada tonto; que ya no podía vivir en casa. Que por favor lo recordara; porque el no me olvidaría jamás. Que trataría de mandarme noticias de él; desde donde fuese que estuviese.

             El grito de dolor que dio mi madre cuando no vio las cosas de mi hermano en casa aun lo tengo grabado. La decepción en los ojos de mi padre al leer su carta, enterarse de la homosexualidad de su hijo predilecto, de sus planes surrealistas; fue algo memorable. Su cama estaba vacía & su lado aun estaba tibio. Recién al despertar pude llorar. Mis padres se echan la culpa; yo creo que la tienen.

   

 

  Hoy desperté tarde; mis padres habían salido, como siempre. Apenas alcancé a lavarme los dientes y a cepillarme el cabello cuando alguien golpeó la puerta tres veces. Me tomé el cabello en una coleta y abrí la puerta; asomando solo un poco de mi cursi pijama de leopardos. Su sonrisa tan única; su cabello rubio y alborotado; sus ojos azules, propios de la familia, y el único parecido entre ambos; las manos en los bolsillos y una paz tan indescriptible y surrealista; solo me hicieron abrazar a mi hermano hasta que mis brazos dolieron y mis lágrimas corrían por mis mejillas, mojando su chaqueta. Me abrazó cálido; me besó la frente y rió bajito.

NOTA: 

Ay, que ganas de subir algo inteligente; de veras que sí.

Yap. No sé si lo saben pero soy hija única, & toda mi vida he deseado un hermano mayor. Los encuentro geniales, protectores & molestosos. Por eso escribí esto con un poco de aprensión. Si siguen mi blog hace ya un tiempo –y leen las basuras de historias- habrán reconocido a Cristóbal & a Dimitri, mi pareja de personajes que ya había usado anteriormente. Les dije que algunos se repetirían. El segundo nombre de Cristóbal, "Dragón" lo encuentro genial. El personaje creado hace meses, realmente se llama así. Es más, es el segundo nombre que le pondré a mi hijo. La idea original era que Dragón se suicidaba, pero al redactar, algo cambió, & mejor le di ese final. Por alguna vez, quise un final feliz para mis personajes.

            Creí que estaba en una terrible sequía de ideas, hasta que escribí esto; porque simplemente amé el resultado, luego de muchas correcciones, si. Les pido que por favor me dejen su opinión al respecto porque para mí es valiosa.