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15 de diciembre de 2010

De niños & la Soledad posted at 10:36 p.m.

Anímo: Bien
Escuchando: Love always remains- MGMT

Parte Cuarta: Ignorancias Dañinas.

Garrett no volvió a sentarse en el columpio. El sol le molestaba mucho en los ojos, es verdad, pero decidió comprarse unos lentes de sol muy estilosos para la próxima vez que fuera al parque. El dinero le sobraba, tenía su propia casa a los 20 años, vivía cómodo & nunca en su vida había pasado un mal momento, si hablamos de situación económica. El dinero siempre le había estado tocando las narices & la verdad es que a Garrett ni le inmutaba. Él solo fluía por la vida.
   A la niña no la había visto más, habían pasado dos semanas desde que la viese por primera & última vez. Garrett pensó que quizás fuese extragera & se encontraba de visita en Escocia, quizá vivía en Inglaterra. Llegó a pensar incluso que la niña era un fantasma, una especie de señal enviada por alguien o algo. Pero desechó enseguida ese pensamiento & citó una hora con un psicólogo.
Nada del otro mundo.
   Ese día tampoco la vió; intentó sentarse en el columpio, pero no pudo. Una fuerza sobrenatural lo convenció de sentarse en la banca. Odiaba eso. Él amaba ese columpio & ahora por culpa de esa mocosa que quizás nunca haya existido no podría subirse nunca más. Tendría que comentarlo con su psicólogo. El prefería que fuese psicóloga. No confiaba en los hombres. Todos los hombres en su vida lo habían abandonado.
   Sacó su libreta de apuntes. Los últimos días había sido llenado con dibujos de palitos.
-Estoy volviéndome loco-susurró para si mismo. & luego se largó a reír. No estás loco Garrett, solo te estás dando de cuenta de cosas que antes ignorabas por tu bien.
   Se levantó del banco, guardó la libreta en su bolso nuevo & emprendió el camino a su casa. Todo tranquilo, todo normal & 'Black' de Pearl Jam sonando en sus oídos, llenándolo de estúpida tranquilidad.
   Caminó lento hasta casa, degustando cada paso. Casi a dos cuadras de ella, oyó una risita.
-Mierda, si me volví loco-suspiró & miró hacia la mansión blanca de la esquina.
    Entonces de nuevo la vió.
-Dios, ha sido mi vecina todo este tiempo. ¿Pero es que en verdad me fijo tan poco en mi entorno?

Etiquetas: Basura Literaria, De niños y la Soledad